La Guardia Nacional como apuesta de Seguridad Pública de largo aliento

En días recientes y a raíz de los eventos políticos impulsados desde presidencia, esto es la consulta de revocación de mandato y la propuesta de reforma eléctrica, han revivido el debate con respecto a la intención del Ejecutivo Federal de hacer una reforma constitucional que permita que la Guardia Nacional quede adherida orgánicamente a la Secretaría de la Defensa Nacional. Esto, afirma el presidente Andrés Manuel, garantizaría que la Guardia Nacional sea un institución transexenal que  siempre cumpla con la misión de proteger al pueblo mexicano y que no repita los errores de la Policía Federal.

Sobre este último punto, el titular del Ejecutivo afirma que la única institución capaz de lograr la trascendencia de la Guardia Nacional es la SEDENA; ya que, considera el presidente, es el Ejército Mexicano el único capaz de formar cuadros profesionales que no repitan lo sucedido con el hoy preso secretario de Seguridad Pública del ex-presidente Felipe Calderón.

En este tenor, críticos de esta iniciativa señalan que de lograr la reforma se darían aún más pasos rumbo a la militarización de la Seguridad Pública en México. Puesto que, aparte de no cumplir con la promesa de regresar a los militares a sus cuarteles, se les estaría entregando de facto la seguridad pública del país. Y, quizá la más grave de las acusaciones, que se les estaba dando más juego político en la actual administración pública de la que debería de tener según sus atribuciones constitucionales y los de legislación militar.

No obstante, los dicho por el presidente y lo argumentado por su oposición política, es necesario dilucidar la naturaleza de las Fuerzas Armadas Mexicanas, en específico del ejército; la razones y contexto socio-político nacional actual y reciente; las implicaciones doctrinarias para el Ejército y para la Guardia Nacional; y el propósito fundamental y misión permanente de la Secretaría de la Defensa Nacional.

De tal forma que, en principio las Fuerzas Armadas Mexicanas, nacen del Ejército Revolucionario que logra consagrar la Revolución; que eventualmente cede el poder político del país al estamento y elite política civil; y que se vuelven garantes de la democracia mexicana y del Estado de Derecho en México. En este sentido, su naturaleza como fuerza armada es, de forma clásica y moderna, la Defensa Nacional. Al respecto de esto, evidencia palpable es el esfuerzo volcado en auxilio a la población durante la pandemia del SARS-COV2 COVID-19. Esto, sin mencionar todas aquellas veces que han auxiliado a la población mediante la ejecución del PLAN DNIII-E y PLAN MARINA (respectivamente).

Pasando al contexto socio-político nacional actual y reciente, es necesario recordar que la deplorable situación de Seguridad Pública actual no es producto de una decisión política de un sexenio en específico. Es resultado de años de desgaste, infiltración y abandono de las instancias de Seguridad Pública locales. Y, en el caso de las instituciones federales, la incapacidad de trascender sexenios sin daños graves a su estructura y presupuesto, las limitaba en capacidad de operación y formación de cuadros confiables.

En lo que respecta a la formación doctrinaria es dónde sí corren riesgo ambas instituciones, Guardia Nacional y Ejército. Toda vez que el involucramiento del segundo en tareas de Seguridad Pública por tanto tiempo, el “préstamo” de personal hacia la Guardia Nacional y la inmediata incorporación de oficiales de arma en tareas policiales pudiera tener graves repercusiones en la mística, doctrina e identidad del Ejército y Guardia Nacional.

Por último, la SEDENA tiene en su Ley Orgánica la misión de coadyuvar a la Seguridad Nacional y el mantenimiento del Estado Derecho. De misma forma, el art. 89 Constitucional faculta al titular del ejecutivo de disponer de las fuerzas armadas para el mantenimiento de la Seguridad Nacional. De forma tal, la SEDENA no solo esta haciendo lo mandatado por el presidente, sino que además esta brindando la estructura necesaria para la formación y profesionalización de la institución que relevará al Ejército mexicano de las tareas de Seguridad Pública. Permitiéndole así, volver a cuarteles y re-enfocarse en su totalidad a la Defensa Nacional.

Mtro Edgar Vivanco

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