Recientemente, el concepto de Inteligencia Artificial se ha convertido en uno de los más utilizados y buscados del internet. Su gran cantidad de funciones y soluciones no solo pueden adaptarse a distintos procesos, sino también son útiles en la mayoría de las áreas relacionadas con la tecnología. Sin embargo, esta relación también representa la necesidad de seguridad cibernética, por lo que es lógico que existan algunas brechas en este ámbito, en especial considerando que se trata de una herramienta todavía en desarrollo.
Proteger la información de las posibles fallas de seguridad es uno de los objetivos más complejos de la ciberseguridad cuando se trata de Inteligencia Artificial, ya que, si bien la tecnología se adapta con rapidez, lo mismo sucede con los ciberdelincuentes que están acostumbrados a continuar buscando pequeñas brechas y oportunidades. Además, existen aspectos de la Inteligencia Artificial que aún se encuentran bajo proceso para refinar detalles en las diferentes herramientas que ofrece para distintos usos. Algunos de los detalles a los que hay que poner atención son:
- Sesgo algorítmico
Es lo que sucede cuando los criterios e ideas de un ser humano crean un patrón de comportamiento que puede ser aprendido y reproducido por la IA. Esto puede llevar a fallas de seguridad o a la reproducción de un comportamiento problemático como la discriminación. - Errores de programación
De la mano con el sesgo algorítmico, un error repetido puede llevar a una falla en la programación de los sistemas de seguridad, causando una brecha sumamente accesible para los ciberdelincuentes. - Riesgo de ciberataques
Además de los pequeños huecos que podrían dejar los errores humanos en el sistema, al ser una herramienta con cambios constantes, la IA podría ser hackeada, arriesgando toda la información a la que tiene acceso. - Riesgos de compliance
Al ser una herramienta nueva, muchas de sus funciones todavía no cuentan con una regulación o una cláusula que permita establecer las responsabilidades legales de una empresa tras su uso. Un ejemplo de esto es la manera en que, al compartir datos con el sistema de la IA, dependiendo de otros las funciones a las que accedan, podrían entrar como incumplimiento en el resguardo de datos personales.
Por supuesto, la IA también tiene sus ventajas en el aspecto de seguridad, pues una vez reconocidos los riesgos, es posible auxiliarse de ella para detectar y evitar distintos tipos de ciberataques. Sin embargo, es necesario tener presente que para manejar esta herramienta de forma correcta se necesita de un profesional.
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