CATY MONREAL Y LA ASOCIACIÓN CIVIL “ROSA MEXICANO”

EMPODERANDO A MUJERES, NIÑAS Y NIÑOSUNA VISIÓN DE MÉXICO CON OPORTUNIDADES Y RESPETO PARA TODAS Y TODOS

Semblanza 

1. Licenciada en Derecho por el Instituto Tecnológico Autónomo de México (ITAM). 

2. Maestra en Políticas Públicas y Género por la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales, sede México (FLACSO). 

3. Diplomados en Financiamiento de Vivienda (2016); Derechos Humanos y Vivienda (2015); y Negociación, Mediación y Construcción de Acuerdos para el Manejo de Conflictos y la toma de decisiones (2015). 

4. Activista, luchadora social y promotora de los derechos humanos de las mujeres, niñas, niños, personas con discapacidad, y grupos vulnerables. 

5. Trabajó en la Comisión Nacional de los Derechos Humanos (2010-2013), dando asesoría en materia de derechos humanos e investigación sobre los feminicidios en México. 

6. Durante su trabajo en el Instituto Nacional de Vivienda para los Trabajadores (2014- 2017) replanteó el modelo de Cobranza Social y generó acciones beneficiosas para el buen desarrollo de la maternidad y la paternidad. 

7. Columnista y líder de opinión en diferentes medios como Excélsior, Milenio, La Jornada Zacatecas y La Lista News. 

8 . Experta en temas de género, igualdad, inclusión y participación política de las mujeres. 9. Coordinadora Nacional de Camino Monrealista y Reconciliación x México. 

10. Fundadora y Presidenta Nacional de la Asociación Civil Rosa Mexicano

Conociendo a Caty: Desde joven me he involucrado en el servicio a la comunidad. He trabajado por las causas más importantes de este país, como la violencia contra las mujeres, la democracia, la seguridad y la protección de las personas más vulnerables. Estudié leyes porque en esta profesión descubrí el camino para defender a las personas que menos tienen, y mientras estudiaba trabajé en clínicas legales para apoyar a las personas de bajos recursos.

Tengo una visión para transformar a nuestro país, crear un México más justo para mis hijos y comunidad. Creo que el servicio es una manera de hacerlo y ahora, desde la asociación civil Rosa Mexicano, trabajo por empoderar a mujeres, niñas y niños a través de sanar heridas de la discriminación. Mi visión es tener un país con oportunidades y respeto para todas y todos.

Una mujer sana es una buena líder

En Rosa Mexicano impulsamos el empoderamiento de las personas, sobre todo desde el tema emocional. Hacerlo así nos permite construir las bases para un mayor bienestar. Un ejemplo son nuestras actividades enfocadas en las mujeres.

Las mujeres somos muy buenas para cuidar a los demás, pero somos pésimas para cuidarnos a nosotras mismas. Una consecuencia de los estereotipos y roles de género es que ponemos a todos y todas antes que a nosotras. ¿Quién no tiene anécdotas de la mamá que estando enferma seguía levantándose temprano para atender la casa? Se nos educa para ser abnegadas, para no levantar la voz, para aguantar. Esto tiene consecuencias muy reales, no sólo en la política y en el trabajo, también en la salud de las mujeres.

De acuerdo a datos de la Organización Mundial de la Salud, las mujeres son más propensas a sufrir depresión. INEGI reporta que el 19.5% de las mujeres mexicanas presentan depresión.  A esto hay que sumarle el estrés que viene del trabajo. Según la Organización Internacional del Trabajo, el 75% de las trabajadoras y trabajadores mexicanos reporta sentirse estresado en su labor. Imagínense que pasa cuando esas dos estadísticas se juntan con la realidad del trabajo doméstico y de cuidados. Recuerden que este se hace en su mayoría por mujeres.

Así el agotamiento emocional se vuelve más común en las mujeres y esto tiene un impacto social notorio. Desde dificultades para sentirse plena, hasta detecciones tardías de enfermedades como cáncer o fibromialgia. Es evidente que el autocuidado es la clave para abordar estos desafíos.

Para Rosa Mexicano además el autocuidado es un elemento de liderazgo. El Liderazgo efectivo requiere que quienes lo ejercen se sientan bien consigo mismos. Como decía Sigmund Freud “Las emociones no expresadas nunca mueren. Son enterradas vivas y salen más tarde de peores formas”. Los líderes que practican el autocuidado no solo protegen su propia salud mental, sino que también mejoran su capacidad para manejar el estrés, trabajar en equipo y tomar mejores decisiones.

No hay de otra, el camino para transformar a nuestro país empieza por el autocuidado.

¿Por qué mujeres y personas con discapacidad?

La Asociación nace del amor. Soy madre de dos hijos: Eva y Sergio. Ellos pertenecen a los dos grupos más discriminados de nuestro país: las niñas y los niños con discapacidad. Ellos son mi motor y guía para construir un mejor país donde puedan acceder a oportunidades iguales. La desigualdad es el gran tema en nuestro país, y hay muchas personas que no sienten que sus voces son escuchadas, que piensan que sus problemas no se toman en cuenta.

Es mi meta cambiar eso. Es un mensaje que ha tenido muy buena aceptación. Hemos participado con más de 20 mil mujeres en diferentes actividades. Me enorgullece que además la asociación es un espacio de diálogo con las personas. De hecho, empezamos con foros para que las mujeres pudieran acercarse, contar sus experiencias de vida, crear sus diagnósticos. Para muchas mujeres, ese tiempo para ellas tuvo un impacto inmediato donde vimos como “les caían veintes” y empezaban a problematizar el tema de la discriminación en lo práctico, en el día a día. Hay que dar espacios para que la gente crezca, y eso fue lo que hicimos en esos foros.

Con el crecimiento que ha tenido la asociación hemos hecho más actividades. Son ellas, las líderes que han surgido de la organización, las que guían las actividades. Con ellas y para ellas, hemos creado cursos especializados tanto en igualdad de género, como en desarrollo personal. Hecho carreras, jornadas médicas, jornadas de deporte.  Todas estas actividades van construyendo este bienestar emocional que es tan importante para después poder enfocarse en otros empoderamientos.

El trabajo con mujeres y personas con discapacidad refleja también una realidad devastadora. Como maestra en Políticas Públicas, sé que es importante tener datos sobre los problemas que quieres solucionar. Hay que dar tiros de precisión, ver dónde están las áreas críticas para actuar. Y las mujeres, niñas, niños y personas con discapacidad son grupos vulnerables que están completamente invisibilizados. Las estadísticas nos dicen cuanto hace falta por remediar: al día hay 14 desapariciones de niñas y mujeres, 1 cada dos horas; las niñas dedican 160 horas más que los niños al trabajo doméstico. 51% de las niñas menores de 6 años viven en pobreza. Las niñas todavía se venden en México, y sabemos que las venden “en matrimonio” por rangos que van desde los 25 mil hasta los 400 mil pesos. El 15% de las mujeres entre 20 y 24 años se convirtieron en madres antes de cumplir los 18 años. Cada año unos 12 millones de niñas son obligadas a casarse. El de las niñas en América del Norte han sufrido abuso físico, sexual o emocional en el último año.

¿Dónde están las oportunidades para esas niñas? ¿Dónde está la justicia? Son cifras que deben de aterrar y de las que tenemos que estar conscientes siempre. Al contemplar el tema de discapacidad la discriminación se complica. El 50% de las denuncias por discriminación contra niños y niñas en México son por negar la atención a niños con discapacidad. El 50% de los niños, niñas y adolescentes con discapacidad vive debajo de la línea de pobreza. Hemos calculado el impacto económico en una familia de tener un hijo o hija con discapacidad y es de hasta 40 mil pesos mensuales, entre terapias físicas y sociales, consultas, medicamentos, aparatos. ¿Cuántas familias en México pueden pagar estos servicios? La situación es urgente.

¿Quién cuida a las que cuidan?

Desde Rosa Mexicano abordamos otro tema paralelo al de atención de discapacidad y el empoderamiento de las mujeres. Este es el tema de cuidados. Simplemente no se puede entender ninguno de estos temas si no hablamos de quienes cuidan.  En México, existen 1.3 millones de madres con hijos e hijas con discapacidad. Sabemos que la mayor parte del trabajo de cuidados y domésticos recae en las mujeres. Las mujeres trabajan 6.2 horas, contando tanto trabajo remunerado como no remunerado más a la semana que los hombres. El trabajo no remunerado de las mujeres fue equivalente al 20.2% del PIB. Este fue superior al alcanzado por las actividades económicas del sector comercio (18.6%), la industria manufacturera (17.2%) y alquiler de bienes muebles e intangibles (10.4%).  El tiempo que se dedica a los cuidados especiales a integrantes que tienen una enfermedad crónica, temporal o discapacidad, fue de 12.2 entre las mujeres y de 6.7 horas para los hombres. Las mujeres pasan casi el doble de tiempo cuidando que los hombres. Además, en los hogares con personas con discapacidad muchas veces se cuida al mismo tiempo a una persona mayor.

Este tipo de condiciones llevan a las mujeres a una situación económica muy precaria. No es de sorprenderse entonces que las mujeres en México por ejemplo no puedan hacerse de patrimonios. De hecho, solo 3 de cada 10 mujeres en México son dueñas de sus casas. Por esto decimos que la pobreza tiene el rostro de mujeres y niñas. Es la feminización de la pobreza.

Estas son las raíces que mantienen a las mujeres en una posición en desventaja. Es por eso que son nuestros pilares de actuación en Rosa Mexicano.

¿Qué otros desafíos enfrentan las mujeres?

Las mujeres enfrentan desafíos adicionales a los que ya mencioné. Daré ejemplos de los principales.

Existe la brecha salarial y la desigualdad económica. Hay una brecha salarial de género cuando las mujeres tienden a ganar menos que los hombres por el mismo trabajo. México tiene una brecha de ingresos de 14%, además de que muy pocas mujeres en edad productiva entran a la economía remunerada, el 70% ganan menos de dos salarios mínimos, y pocas crecen durante su trayectoria profesional hasta llegar a puestos de toma de decisión que están mejor pagados. Además, las mujeres tienen menos acceso a recursos económicos, como crédito y propiedad de tierras, lo que limita su autonomía financiera y su capacidad para tomar decisiones.

La violencia contra las mujeres es una problemática grave en México. 7 de cada 10 mujeres mexicanas reconocen haber sufrido violencia por ser mujeres. Al día desaparecen 14 niñas. Hay 11 feminicidios diarios.  Esto sin incluir las estadísticas por violencia doméstica, acoso sexual, agresiones físicas y psicológicas y trata de personas. Es una situación inaceptable.  Hay también un acceso limitado a la salud. Las mujeres enfrentan barreras para acceder a la salud, especialmente en áreas rurales y comunidades marginadas. La falta de acceso a la salud produce un efecto de “bola de nieve” que limita sus oportunidades de desarrollo personal, profesional y de participación en la toma de decisiones.  A esto hay que sumar que el abordaje de las enfermedades sigue teniendo los parámetros de pacientes hombres, por lo que se deja de lado el impacto de estos padecimientos en mujeres. Además, la desigualdad estructural afecta principalmente a aquellas con bajos recursos y sin acceso a un sistema de seguridad social, el 25% del total de mujeres.

Abordar estos desafíos requiere de esfuerzos multidimensionales, incluyendo cambios legales, políticas públicas, educación, sensibilización y promoción de la igualdad de género. Para mí atender estos problemas no significa que sólo me importan los temas de mujeres, niños, niñas y personas con discapacidad. Al contrario, creo que buscar soluciones para estos problemas tiene un beneficio directo en el resto de la sociedad. Nos beneficiamos todas y todos.

El tema de igualdad es para todos y todas. Es por eso que es necesario sanar las heridas de la discriminación. Para esto es necesario trabajar ciertas reconciliaciones. Primero entre nosotras las mujeres, sobre todo cuando hablamos de agendas de igualdad de género.  El otro es integrar a los hombres en la lucha por la igualdad. Existen muchos hombres que quieren impulsar la agenda de la igualdad, pero no saben cómo hacerlo, o piensan que no les toca. Claro hay que gestionar que no sean los únicos que tengan voz en el tema, pero sí debe haber un espacio. El hombre debe hacerse responsable de su papel en impulsar la igualdad, en tener paternidades responsables. Existe mucho donde tienen que entrar e impulsar.

Te invito a unirte a este reto de trabajar por y para las mujeres, niñas y familias de México.

Les deseo abundancia y bendiciones en su día.

Lucia Fornelli, CEO USEC NETWORK

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