La maldita inseguridad y violencia persisten

La Encuesta Nacional de Victimización y Percepción sobre Seguridad Pública (ENVIPE) 2022 se acaba de publicar la semana pasada. Esta es la 12a entrega de la serie estadística generada por el Subsistema Nacional de Información de Gobierno, Seguridad Pública e Impartición de Justicia (SNIGSPIJ), coordinada por el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi). 

¿Y qué nos dice esta nueva entrega conformada por una muestra llevada a cabo en 102,093 hogares mexicanos y contenida en un reporte de 60 páginas? Vayamos por partes, pero les anticipo que no son buenas noticias, ya que la cifra de delitos aumentó un 4.2% respecto al estudio del año pasado.  

Para empezar, se estima que, en 2021,  22.1 millones de adultos mayores de 18 años fueron víctimas de algún delito. Nuestra población total adulta ronda los 80 millones de habitantes, lo que significa que aproximadamente el 27% padeció en un primer grado ante la delincuencia. 

Teóricamente se generaron 28.1 millones de delitos. Esto representa una tasa de 1.3 por víctima, cifra muy similar a la del año pasado. En otra palabras, el 29% de los hogares mexicanos contó con al menos un integrante víctima del delito. 

El asalto callejero (a pie o en transporte público) registró la mayor tasa de incidencia. Siguiendo en orden de importancia los fraudes y la extorsión. 

El Estado de México y la Ciudad de México fueron los estados con mayor cantidad de víctimas, tanto en números absolutos como en números relativos. 

En 2021, el costo total a consecuencia de la inseguridad y el delito en hogares representó un monto de 279 mil millones de pesos, equivalente a 1.55% del Producto Interno Bruto (PIB).  

Un dato de sumo interés, las pérdidas monetarias por victimización, aquellas pérdidas a consecuencia de haber sido víctima de uno o más delitos, así como los gastos a consecuencia de daños en la salud, se estimaron en 174 mil millones de pesos. No solo es lo que pierde uno materialmente en el acto criminal per se, las secuelas también generan gastos que representan pérdidas importantes. 

La cifra negra, los delitos no denunciados o denunciados pero que no avanzaron para que se les abriera una carpeta de investigación, fue de 93.2%. Se mantiene en rangos muy similares a los estudios de la última década, entre 92% y 94%. 

De aquellos delitos en los que sí se abrió una carpeta de investigación y se logró poner a disposición al presunto delincuente, la cifra equivale a poco menos del 5% de los casos. Si quisiéramos hacer una analogía comparando este dato con nuestra liga de fútbol, visualicen a un delantero anotando solamente cinco goles en 100 partidos. Así de efectivo es nuestro sistema de procuración de justicia. 

Acerca de la percepción de seguridad pública, 61.2% de la población adulta considera la inseguridad como el problema más importante que nos aqueja hoy en día. Zacatecas y el Estado de México son los estados con los peores niveles de percepción de la población respecto de la inseguridad, mientras que Yucatán y Baja California Sur son los mejores. 

En cuanto al nivel de confianza en autoridades de seguridad pública, seguridad nacional, procuración e impartición de justicia, el 89.6% identifica a la Marina/Armada como la autoridad que mayor confianza le inspira. En 2° lugar entra el Ejército. 

En conclusión, gobiernos de distintos colores de los tres niveles van y vienen, pero la maldita inseguridad y violencia persisten. Todo lo demás es politiquería. 

POSTDATA – Y a todo esto, ¿cambiarán estas cifras para bien con la reciente adscripción de la Guardia Nacional a las Fuerzas Armadas? Mi opinión al respecto es un rotundo no. Mi hipótesis acerca de ese movimiento (violatorio de la Constitución, por cierto) es que López Obrador quiere evitar que se desmantele este cuerpo militar/policial en caso de que Morena no refrende la presidencia en la elección del 2024.  

POSTDATA II – Ayer se cumplieron 21 años del ataque a las torres gemelas del World Trade Center en Nueva York. Este evento marcó un antes y un después en la seguridad mundial… y tristemente, no para bien. 

Carlos Seoane, El Universal

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