Tenemos alta descoordinación entre autoridades federales y estatales, y la población está harta de la inseguridad e impunidad.
Si desaparece un menor de edad, parece que la única manera que las autoridades se la tomen en serio es cuando los pobladores cierran una carretera, ahorcando a la CDMX y a estados vecinos. Así sucedió el jueves 5 de mayo, cuando miles de automovilistas quedaron varados porque pobladores de Río Frío (Edomex) bloquearon las carreteras que conectan a la Zona
Metropolitana y Puebla. Millones de personas fueron afectadas.
Para contextualizar lo ocurrido les narraré una historia real que podría ser una obra de teatro. Primer acto (normalidad), a las 14:30 horas salieron rumbo a la CDMX dos colegas investigadoras de la UDLAP. Segundo acto (primera advertencia), a las 15:44 recibo el primer mensaje de la profesora que me indica que llevan media hora atoradas y que ya pasó una patrulla de la Guardia Nacional (GN). Tres minutos antes, el Centro Nacional de Atención Ciudadana de la GN señaló: “buena tarde, informa estación GN Chalco, se registra cierre total a la circulación por presencia de habitantes ambos sentidos en el kilómetro 63 Carretera México-Puebla”.
Tercer acto (las benditas redes sociales), se empiezan a calentar las redes porque se sabe que la razón de la toma es el secuestro de un menor. El artista Adal Ramnes informa lo que pasa en tiempo real, con mucha sensibilidad indica que el malestar de los automovilistas es secundario que era más importante encontrar al niño. Cuarto acto (temor en la carretera), ya con cinco horas varadas, mis colegas, a punto de anochecer, me informan de GN que “los pobladores se pusieron muy intransigentes…”, incluso me sugerían que se regresaran.
Quinto acto (auténtica descoordinación), ya de noche, a las 21:18 horas, informó a las autoridades de Seguridad Ciudadana del Edomex esta situación para conocer la realidad y me indican lo siguiente: “están intransigentes [los pobladores], sí. Y la Guardia Nacional no quiere intervenir”. Informé a esta autoridad estatal que el reportero y mi amigo Iván Mercado (Televisa Puebla) me había detallado que “están abriendo las cajuelas de los autos para encontrar al niño”. Imaginen el terror que pasaba por nuestras mentes de familiares y amigos que teníamos a mujeres, niñas y niños ya en la noche sin luz con esta amenaza.
Último acto (reacción), después de cinco horas de incertidumbre, recibo primero la comunicación de la Secretaría de Seguridad y Protección Federal de que la Comisión Nacional Antisecuestros (Conase) encontró al menor de 10 años. Después supimos que gracias a la coordinación con autoridades del Edomex e Hidalgo pudieron rescatar al niño. Mis colegas
llegaron a la CDMX a las 4:00 de la mañana. Final. En este país tenemos alta descoordinación entre autoridades federales y estatales, y la población está harta de la inseguridad e impunidad.
Gerardo Rodríguez, El Heraldo de México