En materia de seguridad también existen “otros datos” además de las alegres cifras oficiales comunicadas día con día desde las “mañaneras” de Palacio Nacional, y es que el pasado 07 de marzo se generó una noticia la cual el portal de Forbes hizo viral, se publicó el ranking de las 50 ciudades más violentas del mundo y aunque, como se explicó, el portal de Forbes lo hizo viral, la información venía de Consejo ciudadano para la seguridad pública y la justicia penal A.C. Ciudades. (http://www.seguridadjusticiaypaz.org.mx/). En 2021 las ocho ciudades más violentas del mundo fueron todas ellas mexicanas: Zamora, Ciudad Obregón, Zacatecas, Tijuana, Celaya, Juárez, Ensenada y Uruapan. México es el país con el mayor número de ciudades violentas: 18 de 50. También se destaca que, De las 14 ediciones anuales de este ranking, en 8 la ciudad más violenta del mundo ha sido mexicana (esto es, en los años 2008, 2009, 2010, 2017, 2018, 2019, 2020, y 2021).
Es innegable la necedad de la administración federal de no fortalecer a las policías locales donde más del 90% de los delitos son cometidos (según cifras del Sistema Nacional de Seguridad Pública) y tratar de fortalecer la Centralización de la estrategia de seguridad, la cual no se consolida debido a que las problemáticas de inseguridad, así como los factores que las originan varían entre región y región del país. La inseguridad ha generado uno de los sexenios más violentos para el gremio periodístico e incluso el parlamento europeo señaló el peligro para esta profesión en el país y el presidente mexicano redactó una carta ruda, descortés e imprecisa que deja al descubierto la nula estrategia en materia de seguridad. Incluso se pierde el tiempo en demandando a empresas norteamericanas que fabrican armas que son utilizadas en México en lugar de analizar cambios en la Ley Federal de Armas de Fuego y Explosivos y poner orden en las aduanas mexicanas, así como en el rastreo e identificación de estas. Espero también que se demande a las fábricas que construyen autos por las muertes que producen los accidentes automovilísticos por conductores ebrios (tono sarcástico) Aunque (aumenta el tono de sarcasmo) corremos el riesgo de que los Estados Unidos de América nos demanden por las muertes por sobredosis que producen las drogas en sus conciudadanos que en México se elaboran. Todo lo anterior de ser, por primera vez desde hace muchas décadas responsables de la situación actual en lugar de buscar a los culpables fuera de nuestras fronteras.
Y cómo estas situaciones no fueran ya desesperanzadoras, nos cae la cereza del pastel: El presidente Joe Biden hizo oficial este martes un nuevo veto que impedirá al Gobierno de Estados Unidos dotar de fondos a militares mexicanos que participen en labores de seguridad pública y que expertos en seguridad aseguran dificultará financiar programas de la Guardia Nacional mexicana. Como parte de la misiva Ley de Presupuesto para el Año Fiscal 2022 promulgada hoy por Biden, el Congreso de EU destinará más de 158 millones de dólares en ayuda bilateral para México, pero por primera vez estableció un veto para evitar que llegue a elementos militares en labores de seguridad pública.
“Ninguno de los fondos asignados por esta iniciativa y puestos a disposición para ayuda a México se utilizará para apoyar la participación militar en la aplicación de la ley en México”, dice el texto de la Ley promulgada hoy por Biden luego de meses de negociación entre las dos Cámaras del Capitolio.
Lo curioso es que el propio mandatario mexicano se quejó de la ayuda recibida por el gobierno de Estados Unidos, pero se benefició del mismo para su proyecto que, a tres años de iniciado, sigue sin pies ni cabeza y ha violentado derechos humanos y los borales de los miembros de la extinta Policía Federal.
Existe una imperiosa necesidad un real fortalecimiento policial en México el ayuda, las donaciones y la capacitación no serán eternas por lo que debemos generar una política de mejora continua responsable y sustentable tanto operacional como presupuestalmente hablando en los tres órdenes de gobierno, ya lo dice el viejo dicho “Al amigo y al caballo no se le cansa”.
El problema de la seguridad en México es un fenómeno multidimensional, va más allá de la actuación y profesionalización focalizada de las policías, la prevención de la violencia y la delincuencia, la proximidad social, el desempleo, la pobreza de oportunidades entre otras. Es la articulación de estas y esa es, aunque se niegue, obligación del Estado, Estado que se preocupa más en lo político que en lo social, en materia de seguridad no hay colores y no debe haberlos.
La situación que México vive agranda más el vacío de poder, este es un término usado en política que significa la ausencia de gobernante o Gobierno, provocada por diferentes razones y que puede ser ocupado por actores como la delincuencia organizada (como ocurre en muchas zonas de México), redes sociales (donde hoy en día muchos mexicanos se “informan” y “educan”) así como pseudo “líderes sociales”, mientras el Estado se duerme en sus laureles.