De Manelich Castilla Craviotto para Diario Contra Républica
El Índice Global de Crimen Organizado 2021, de la Global Initative Against Trasnational Organized Crime, es demoledor: tres cuartas partes de la población mundial vive en países con baja resiliencia ante el crimen organizado.
México es cuarto lugar en criminalidad entre 193 países, segundo de América y primero en Centroamérica. En cuanto a resiliencia, definida como: “capacidad de resistir y desmantelar las actividades del crimen organizado en su conjunto, a través de medidas políticas, económicas, legales y sociales, y medidas que adoptan los actores estatales y no estatales”, ocupa el lugar 112.
En una escala del 0 a 10, se califica a México con 3.00 en liderazgo político y gobernanza; 4.00 en transparencia, rendición de cuentas y sistema judicial; 3.5 en apoyo a víctimas y testigos; 4.00 en acciones contra el lavado de dinero y prevención del delito y 5.00 en cumplimiento de la ley. La puntuación más alta se alcanza en cooperación internacional, con 7.0, y políticas y leyes nacionales con 6.0.
El continente con mayor criminalidad es Asia, pero el más violento por número de homicidios es América. Dato que demuestra que presencia criminal no se traduce necesariamente en violencia, pues en ese ámbito, el continente asiático presenta de las menores tasas. México no es el país más violento de América, pero es ya de los diez primeros.
El Índice reconoce cuatro grupos de países: 1.- De baja criminalidad y alta resiliencia (55 países); 2.- De alta criminalidad y baja resiliencia (77); 3.- De alta criminalidad y baja resiliencia (57 países, México incluido) y, 4.- Países con alta criminalidad y alta resiliencia, 9 naciones, de las cuales dos se encuentran en América Latina. Estos son: Colombia, Ecuador, Francia, Italia, Malasia, Nigeria, Sudáfrica, España y Estados Unidos.
Ante tal escenario queda poco margen para el optimismo, empero, deberíamos centrarnos en los dos países latinoamericanos con alto puntaje criminal, pero capaces de encarar el problema.
¿Qué han hecho Colombia y Ecuador para ser resilientes?
Ninguno de los dos está en el grupo de los países más desarrollados del mundo, el G20, al que sí pertenece México. Por ende, no es un tema de salud financiera o desarrollo. ¿Qué entonces?
En 2021 la Policía Nacional de Ecuador cumplió 175 años de fundación y 83 de profesionalización. La Policía Nacional de Colombia celebró 130 años y 70 de profesionalización. En ambas corporaciones se han construido procesos acordes al desafío que el fenómeno criminal ha planteado a través del tiempo.
Colombia pasó de 80 homicidios por cada 100 mil habitantes en 1990, a 25 en el 2020. Ecuador, de 18 en 2010, a 6 en 2020. Han apostado al fortalecimiento institucional especialmente después de sus crisis. Ambos países han modernizado su sistema penal, lo cual se percibe no solamente en las sentencias, sino en los procesos de investigación de delitos.
México ha dinamitado sus instituciones de seguridad, la más reciente, la Policía Federal; la reforma al sistema de justicia penal, a la luz de los hechos, va en franco retroceso; las Fuerzas Armadas han sido requeridas para cubrir el vacío de instancias civiles de seguridad en el fuero federal y poco a poco absorben, a través de nombramientos, las tareas en posiciones estatales y municipales.
El Índice Global de Crimen Organizado y el ejemplo de Colombia y Ecuador, debieran abonar a construir la hoja de ruta para modificar el estado de las cosas. No hacerlo es resignarnos y, se sabe, la resignación es una manera de claudicar.