Los grupos religiosos se encuentran entre las instituciones que entregan ayuda y apoyo a una población afligida en Haití. Desafortunadamente, eso ha hecho que sacerdotes, monjas y misioneros sean blancos principales de secuestros y extorsiones.
El 5 de diciembre, tres misioneros fueron liberados, luego de que un grupo de 17 misioneros norteamericanos fueran raptados a la salida de un orfanato en la ciudad de Ganthier, Croix-des-Bouquets, el pasado 16 de octubre.
Apenas son cinco los evangelizadores que han recuperado su libertad después de siete semanas de cautiverio. Los otros dos individuos fueron liberados a causa del continuo deterioro de su estado de salud el pasado 21 de noviembre.
El inspector de la policía de Haití, Frantz Champagne, atribuyó el acto a la pandilla 400 Mawozo, reconocida por operar en el distrito de Croix-des-Bouquets y por llevar a cabo secuestros masivos. 400 Mawozo exigió un millón de dólares por la liberación de cada persona.
En abril, la misma pandilla secuestró siete líderes religiosos, entre ellos, cinco sacerdotes y dos monjas mientras se dirigían al distrito de Croix-des-Bouquets. La pandilla exigía un millón de dólares por la liberación del grupo. Aunque se desconoce si la totalidad del dinero fue pagada, las víctimas fueron liberadas después de 21 días en cautiverio.
No todos escapan con vida. El 6 de septiembre, el sacerdote haitiano André Sylvestre, fue asesinado a tiros cuando salía de un banco, llevando una maleta con dinero.
En octubre, Al Jazeera informó que al menos 40 funcionarios religiosos habían sido secuestrados en Haití, algunos de ellos, incluso, dentro de las iglesias.
Análisis de InSight Crime
Varios elementos explicarían la arremetida por parte de las pandillas en contra del sector religioso.
En primer lugar, los grupos religiosos figuran entre las instituciones que cuentan con financiación internacional para funcionar regularmente en el país. Aunque las organizaciones internacionales de ayuda, como Médicos sin Fronteras, han tenido que suspender al menos temporalmente sus operaciones en Haití, las organizaciones benéficas religiosas siguen en marcha.
Segundo, “las bandas armadas saben que los fieles son más propensos a recaudar el dinero solicitado para el rescate de sus pastores, lo cual asegura el acceso a dólares en efectivo para las pandillas”, afirmó un analista de seguridad en Haití consultado por InSight Crime, que pidió mantenerse anónimo por motivos de seguridad.
En tercer lugar, estos secuestros son una forma de llamar la atención. Los servicios religiosos a menudo se transmiten en directo, pero se han convertido en plataformas para que las pandillas presionen al gobierno e invoquen el terror entre la población. En abril, un sacerdote y tres congregantes fueron secuestrados durante esa transmisión.
James Boyard, politólogo especialista en seguridad, dijo a InSight Crime que “la transmisión de los secuestros a líderes religiosos por redes sociales ejerce presión al gobierno para negociar con los actores criminales, ya sea con dinero o con favores políticos a cambio de paz”. Sin embargo, dichas negociaciones solo terminan otorgándole más poder a las pandillas, añadió Boyard.