El objetivo de la seguridad física es proteger los activos que permiten a las organizaciones llevar a cabo su misión. El daño parcial o total a un activo puede detener la actividad de una organización por días, semanas, meses o pausar operaciones, puede traer efectos negativos de larga duración como la pérdida de clientes, posicionamiento en el mercado, baja en las acciones, litigios, etc. Un error frecuente en las organizaciones es pensar que el impacto solo se reflejará en el aspecto económico.
Sea una organización con o sin fines de lucro, ésta debe generar estrategias a nivel corporativo para proteger los activos que le permiten desarrollar sus actividades. Los activos pueden tener más de un formato, esto no los hace más o menos que importantes que otros en la lista.
Tangibles:
- Inmuebles
- Maquinaria
- Efectivo
- Equipo de cómputo
- Vehículos
Intangibles:
- Reputación (el más importante en conseguir y a su vez el más volátil)
- Patentes
- Procesos
- Secretos comerciales
- Confianza del cliente
Mixtos
- Empleados
El primer paso para desarrollar un programa de protección de activos es identificarlos , no todos los bienes de una organización son activos a proteger, no perdamos de foco la misión de la empresa: ¿qué elementos son vitales para desempeñar la misión de la empresa?. El realizar éste ejercicio en ocasiones no es sencillo, es por ello que recomiendo iniciar con un análisis de riesgos, éste método guiado por un especialista en seguridad arrojará los siguientes resultados:
- Activos – Lo que vamos a proteger
- Amenazas – Los elementos que pueden dañar al activo
- Vulnerabilidades – Prácticas que aumentan la exposición del activo
- Exposición – Probabilidad de que la amenaza se materialice
- Impacto – Afectación monetaria en caso de materializarse la amenaza
- Estrategias para la gestión del riesgo – ¿Cómo vamos a prepararnos ante la amenaza?
Una vez concluido el análisis de riesgo se tendrá una lista de activos a proteger según su valor para la organización y el riesgo en que se encuentran (un activo puede verse afectado por más de una amenaza, la relación es 1:n). Es altamente probable que al menos un sistema de seguridad aparezca como opción para gestionar el riesgo, ya sea una nueva adquisición o actualización. Es en este momento en donde las organizaciones deben buscar proveedores confiables para desarrollar su proyecto de seguridad electrónica.
Una manera rápida de saber si estamos con el proveedor indicado es poner atención en la forma en que nos realiza su planteamiento, si nos presentan un producto como “la solución a todos los males de seguridad” esto debe de encender una alarma de inmediato. La regla de oro para proponer una solución de seguridad electrónica es que: “la aplicación o necesidad de seguridad escoge al sistema (no al revés)”. Un integrador experto también explicará al cliente la forma en que la solución que propone aporta valor a todo el sistema de protección física de la empresa.
Un buen integrador sabe que estrategia para gestionar un problema de seguridad no está “casada” con un producto, el diseño de la solución debe ser independiente de una tecnología específica, esto nos evitará males posteriores como el “secuestro” de nuestros sistemas de seguridad a manos de un solo fabricante. El integrador seleccionado debe ser capaz de ofrecer la solución en más de un solo formato, el mitigar un riesgo no depende de colocar una cámara o un sensor, en el caso de la seguridad física depende de comprender la naturaleza del adversario (naturaleza, tácticas, motivo), conocer los principios de la seguridad física y ser creativo en el uso de la tecnología.
La vertical de seguridad de IKUSI la integramos especialistas en seguridad física y electrónica, desarrollamos soluciones partiendo de una base metodológica, al ser integradores, somos tecnológicamente agnósticos, por lo que nuestras soluciones se enfocan a cumplir el desempeño esperado por nuestros clientes (regla de oro). Nuestras fortalezas incluyen servicios de consultoría, diseño, implementación y actualización de sistemas de protección física.
Por: Michel Nieto Hernández, PSP, IKUSI