Robo de identidad en México

Cada día las personas están más conectadas; hoy más que nunca se interactúa a nivel digital con relación a la vida diaria: se compra por Internet, se utilizan servicios de transporte que incorporan componentes de geolocalización, se realizan transacciones bancarias con un smartphone en minutos e incluso se pueden monitorear los hogares en tiempo real gracias a la tecnología. Sin embargo, uno de los temas que más merecen toda la atención en este sentido es la seguridad.

En México, el delito de robo de identidad va en aumento día con día, según datos del Banco de México, el país ocupa el octavo lugar a nivel mundial en este delito, y en los últimos años, según la Condusef, el robo de identidad para la contratación de créditos o servicios de telefonía celular ha ido en aumento. Existen tres vías por las cuales los delincuentes tratan de obtener la información necesaria para hacer un intento de robo de identidad o fraude: el robo físico de información, el robo de identidad a través de las tecnologías de la información y el engaño telefónico o presencial.

El primer caso se da ante la pérdida, robo o extravío físico de la información (por ejemplo, cuando se extravía la cartera o algún fólder con documentos importantes), muchos delincuentes que se dedican a esta actividad se enfocan en revisar la basura y documentos personales desechados para encontrar algo de información que pueda hacer vulnerable a los dueños de la información ante estos delitos. La recomendación es destruir de manera especializada (existen empresas dedicadas para estos fines) los documentos con información sensible en cuanto ya no sean necesarios.

En segunda instancia, los delincuentes cibernéticos buscan obtener información confidencial como nombres de usuario, claves de acceso y demás contraseñas a través de distintas formas, por ejemplo, el envío de correos sospechosos o fraudulentos a nombre de instituciones reconocidas con mensajes como “Responda a este correo para desbloquear su cuenta”, de ésta manera, se logra llevar al usuario a una página falsa con diseño y apariencia extremadamente similar a la real. Para ello, se recomienda siempre ingresar desde una computadora y una red que no sea pública, asegurarse que la barra de navegación contenga el “https” y un candado a la izquierda, lo que indica que ese sitio cumple con las normas y medidas de seguridad necesarias para garantizar dicha confidencialidad y seguridad.

Por último, también figura la extracción de información a través del engaño, en donde los delincuentes se ponen en contacto con la probable víctima vía telefónica o de manera presencial haciéndose pasar por funcionarios de alguna entidad bancaria, con ese fin de obtener la preciada información personal.

Adicional a estas medidas, es recomendable darse de alta o suscribirse a algún servicio de alertas electrónicas para que cuando alguna institución o casa comercial consulte nuestro historial crediticio seamos avisados.

En caso de haber sido víctima de un robo de identidad, es posible reclamar el crédito directamente con el otorgante del mismo, en Buró de Crédito o en instancias gubernamentales (Condusef para créditos financieros y Profeco para los del sector comercial). La tecnología llegó para quedarse y cada día será más sofisticada, por lo que nunca está de más tomar las medidas pertinentes y no olvidarlas.

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