Una de las principales limitantes la doctrina de protección ejecutiva del siglo XX que es enfrentar amenazas no convencionales con una fuerza convencional.
En la seguridad VIP moderna, existe otra herramienta muy poco explorada que son los agentes no convencionales o los “agentes-sombra”.
Un agente-sombra es todo aquel elemento de protección ejecutiva que no se puede identificar como tal a simple vista, por eso es “no convencional”. Los escoltas clásicos son bien identificados a modo de soldados en una formación regular, mientras tanto los delincuentes no portan uniformes de maleante y se infiltran en el entorno eficazmente. El escolta clásico tiene que estar analizando a cada persona de su entorno para tratar de determinar si representa un riesgo o no. Por eso los delincuentes tienen una gran ventaja, porque son indetectables y porque si pueden identificar plenamente al escolta. Usan métodos no convencionales muy difíciles de contrarrestar por los escoltas clásicos.
Los agentes-sombra forman parte de la estrategia moderna de protección ejecutiva que consiste en mitigar las amenazas no convencionales con métodos no convencionales. Con esta figura, los delincuentes ya no están seguros de quien puede ser un agente de seguridad y quién podría sorprenderlos. En esto cosiste el último postulado de la doctrina moderna de la protección ejecutiva: “Tenemos que sorprenderlos como ellos nos quieren sorprender a nosotros”
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