Fuente: Grupo Paprisa
La falta de una política de control del tráfico de armas por parte de Estados Unidos ha provocado que México siga siendo un rehén de la violencia. Aunque las acciones del Estado mexicano han estado encaminadas a desarticular la presencia y las actividades de grupos de la delincuencia organizada, la realidad es que mientras que el flujo de armas de fuego continúe hacia México, es poco probable que las capacidades de estos grupos se vean disminuidas.
¿Hacia dónde va México?
- En tanto no se combata el tráfico de armas, se espera que en México la violencia continué y los grupos de la delincuencia organizada se fortalezcan
- El acceso a armas de fuego continuará siendo una práctica que no será exclusiva de grupos delictivos, sino también para la población en general
- En tanto no se desarticulen las redes de distribución de armas, es altamente probable que los puntos de distribución y venta aumenten
- La reducción en los decomisos de armas de fuego representa un factor importante para el incremento de la violencia
¿Qué tendría que hacer México para atender adecuadamente la problemática?
- Entender el tráfico de armas como una problemática bilateral y que requiere de una inmediata intervención por parte de Estados Unidos. Tanto la retórica, como las acciones diplomáticas del Estado mexicano deberían enfocarse en su totalidad en exigir acciones más efectivas.
- Fortalecimiento del control aduanal y el despliegue estratégico en la frontera norte.
- Desarrollo de una política pública integral en materia de armas de fuego que articule dos distintos esfuerzos de México para el combate al tráfico de armas.
- Articulación de mecanismos de control más eficientes del armamento legal, de manera que permita prevenir el robo o extravío de las mismas.
- Aplicación de acciones de inteligencia para la identificación de grupos y redes de suministro de armas.